Cambiar una llanta no tiene que ser un problema.

Por: Linda Jiménez.

• Cuando tienes un auto saber arreglar una llanta puede salvarte de un apuro.

Lluvias torrenciales e inundaciones en las vialidades son el caldo de cultivo perfecto para los baches escondidos ¡Una terrible combinación a la hora de circular por las calles! Saber como arreglar tus neumáticos es importante.

En internet existen muchos artículos o videos instructivos para realizar esta tarea que pudiera parecer cosa de todos los días o de conocimiento general entre los conductores, pero alguien nos explica ¿Qué es un birlo? ¿Cómo pongo el gato? No te preocupes aquí te explicaremos cómo lograrlo.

Imagina que estas conduciendo y de la nada una gran bache bajo un charco aparece en tu camino haciendo que tu llanta se ponche, te orillas, abres la cajuela y te dispones a cambiarla.

El primer paso para lograr con éxito esta tarea es utilizar tu llave de cruz o llave en “L” (muchos automóviles tienen justo a lado de tu neumático de refacción) para aflojar las grandes tuercas de tu vehículo (si, los conocidos birlos) hazlo en sentido contrario a las manecillas del reloj, utilizando tu pie y ambas manos para hacer una palanca.

¿Ahora que sigue? Colocar el gato.

Ubícalo debajo de tu auto, cerca del neumático que vas a cambiar, asegúrate que la parte que sujetará el auto se encuentre debajo de una barra de metal (conocida como chasis) ¡Ojo! Si lo colocas debajo del plástico este se doblará al levantarlo.

Cuando tu vehículo con ayuda del gato se encuentre levantado, retira por completo los birlos y quita la llanta ponchada reemplazándola con la de refacción, ahora coloca los tuercas y apriétalas.

Bajar tu auto y asegúrate que tus birlos estén bien apretados, pues si conduces con estos sin ajustar tu llanta podría salirse y provocar un accidente.

Y el último paso...

Siéntete orgullosa porque haz podido culminar con esta tediosa tarea, practicarlo en casa aunque tu automóvil no lo necesite puede ser una buena manera para no entrar en pánico si este imprevisto sucede.

Recuerda: La práctica hace a la maestra.